Carta Encíclica
LUX MUNDI
de Su Santidad Alejandro IX
A todos los católicos en paz y en comunión con la Santa Sede Apostólica de Villa María
La Luz del mundo ha sido transmitida a nuestros corazones y almas hoy y se nos ha prometido nueva vida en Cristo a través de Su Santa Resurrección. La antigua maldición que había sido puesta sobre la raza humana fue levantada cuando recibimos la oportunidad de heredar la vida eterna. Aunque nuestro Señor es todopoderoso y la Luz y vida del mundo, Él tuvo que soportar la Cruz para que nosotros experimentáramos Su Resurrección también. Tuvo que soportar las burlas, los azotes, el sufrimiento, el dolor, la agonía, los clavos, la perforación y la corona de espinas. Aunque nuestro Señor soportó esta multitud de sufrimientos, sabemos que “por la cruz ha llegado la alegría a el mundo entero". Soportó la oscuridad de la tumba durante tres días antes de resucitar de entre los muertos y concediéndonos la esperanza y el gozo de su Resurrección. Es en la Resurrección donde encontramos nuestra paz y esperanza. El triunfo de nuestro Señor sobre la muerte y Su derrota del poder del Hades nos da esperanza no sólo en la Resurrección común de toda la humanidad y en el Reino por venir, sino que nos da esperanza y aliento como soportamos nuestras propias dificultades en estos tiempos presentes.
Al igual que la oscuridad de la tumba de Cristo antes de la Resurrección, como Iglesia, como Verdadera Igesia experimentamos por años una profunda oscuridad: la Iglesia también pasó por su propia Pasión, pero ella se levantó Gloriosa, a imagen de Cristo. La Iglesia Católica Remanente, la Verdadera y la Única Iglesia, hoy vive, hoy se encuentra en este mundo y es combatida por un Enemigo que se sabe derrotado. No sólo estamos alegres por la Pascua del Señor, sino por la Pascua de su Iglesia, a la cual todos nosotros pertenecemos.
El salmista nos dice: “El llanto puede durar toda la noche, pero el gozo viene en la mañana” (Sal. 30:5). No hay duda de que nuestros corazones y almas han estado doloridos y llorando durante años, pero ha llegado la mañana con la Luz de Cristo. Por tanto, renovémonos en nuestra fe y
envalentonados en nuestro compromiso porque Cristo, habiendo resucitado de entre los muertos, ha ofrecido nosotros nuestra propia resurrección y vida nueva.
Durante casi dos años, Nos y nuestros colaboradores hemos pasado largas jornadas de estudio en vista a una profunda reorganización de la Iglesia. Hemos atendido y respondido las cartas que nuestros sacerdotes y nuestros fieles nos enviaran, hemos viajado, visitando cada comunidad dispersa por el mundo. Nos y nuestros colaboradores consideramos, queridos hermanos que era sabio no publicitarlo, más que con los que recibirían tal aliento, a fin de que los agentes del Diablo no iniciaran una nueva persecución, como vivimos en años anteriores. Los resultados de esa visita general, de aquellos diálogos, de todas esas reuniones, muchas veces en casas particulares, se verán en los próximos meses reflejadas.
La Iglesia es una Unidad, no es la Jerarquía, sino la unión entre la Jerarquía y los Fieles. De nada sirve tener al Papa, a los Cardenales y a los Obispos si los fieles no están. De nada sirve que los fieles guarden la fe si es que no tienen obispos y sacerdotes. La Iglesia, lo recordamos, es una Unidad Perfecta, como lo es Dios.
Como cristianos verdaderos, como miembros de la Iglesia Católica Remanente, expresamos el Gozo de esta Pascua no sólo con palabras, sino también con obras: inspiremos a los que están dolidos, inspiremos a los que perdieron la fe, inspiremos a nuestros hermanos que se alejaron de la Santa Iglesia Católica Remanente, inspiremos a nuestros familiares que nos miran extrañados por nuestras prácticas religiosas que consideran anticuadas.
Prediquemos que Cristo Resucitó con el Ejemplo. Pero también, prediquemos que hay Iglesia con nuestro ejemplo: que cuando nos vean sepan que somos de Cristo y no del Mundo.
Queridos hermanos, es Nuestro Profundísimo deseo que todos vosotros disfrutéis de una Santa Pascua con vuestros seres queridos, en paz y en comunión con la Santa Iglesia.
Con mi bendición apostólica,
Alejandro IX
Siervo de los Siervos de Dios
Santa Sede de Villa María, el 9 de abril del año 2023 de la Gracia