Hoy cerramos la segunda semana del Sínodo de Villa María. Quisiera compartir con ustedes algunas reflexiones sobre ésta reunión y mis perspectivas sobre el futuro inmediato.
En primer lugar los obispos han respondido muy bien a la convocatoria. Ellos han traído sus propias propuestas y están siendo discutidas junto con las que la Comisión Extraordinaria les entregó ni bien arribaron al país. ¿Qué es la Comisión? Es como llamamos a un grupo de Cardenales con una amplia experiencia pastoral y que han puntuado que cosas tenemos que discutir y tratar.
- ¿Qué pasa con la designación de los obispos?
- ¿Qué pasa con la multiplicación de ritos y congregaciones con ritos propios en la Iglesia?
- ¿Qué ocurre con las Iglesias Orientales de Derecho Propio?
- ¿La Curia está preparada para afrontar los desafíos del Mundo?
- ¿Qué piensan y sienten los fieles sobre lo que pasa en la Santa Sede?
- ¿A qué se debe la defección de algunos clerigos y de comunidades enteras?
- ¿Qué causó, o mejor, que propició y permitió la apostasía y cisma de Dimitry Vladeci Pereira Sarmento, el depuesto y hereje Makarios de Menelik?
- ¿Qué pasa con la educación de nuestros seminaristas? ¿Cómo podemos formar a más y mejores sacerdotes?
- ¿Qué pasa con los grupos de fieles que no tienen sacerdotes?
Como pueden ver, son muchos los temas a tratar, pero son necesarios. Especialmente ahora tras la Apostasía de Dimitry Vladeci Pereira Sarmento, ya que tenemos que enocntrar la manera de evitar que ésto vuelva a ocurrir. Las profecías nos relatan que el Padre del Anticristo será un Obispo. ¡Un obispo! Sí carísimos hermanos, estamos viendo los signos del Apocalipsis: vemos la Gran Apostasía, la Abominación de la Desolación, vemos a la Bestia. Tenemos que estar preparados y para ello, la Santa Iglesia convoca a sus obispos a la Santa Sede.
Recen por los obispos, recen por todos nosotros, porque el tiempo se acerca.
Con mi bendición apostólica,
Alejandro IX