martes, 31 de diciembre de 2013

Mensaje de fin de año del Santo Padre Alejandro IX (2013)

MENSAJE DE FIN DE AÑO DEL SANTO PADRE ALEJANDRO IX
LEÍDO EN LA HOMILÍA DE LA MISA EN ACCIÓN DE GRACIAS
DEL DÍA 31 DE DICIEMBRE DEL AÑO MMXIII DE LA ENCARNACIÓN




Queridos hermanos en Cristo,
Hoy los he convocado a todos ustedes para expresarles nuestras reflexiones luego de un arduo año de trabajo. Bien sabéis que, desde la Restauración del Trono de Pedro, Satanás intenta destruir todo lo que sea sagrado con mucha más furia. ¿Por qué? ¿Por qué Satanás y sus demonios intentan destruir la Iglesia Remanente? La respuesta es simple: porque somos la única Iglesia Verdadera.
Cuando tras la terrible traición del ex cardenal Makarios, nos vimos obligados a convocar a un Sínodo Extraordinario aquí, en la Santa Sede, muchos propusieron que lo mejor sería que Nos renunciaramos y que el Sínodo decidiera quien debía conducir la Iglesia. Dicha solución, creímos entonces, sólo debilitaría más a la Iglesia, ya que el poder quedaría diluído en una asamblea sinodal y así retrocederiamos muchos años. ¿Qué valor habría tenido la elección de Su Santidad León XIV como Vicario de Cristo si el Papa se desfifgura como primer ministro que puede ser remplazado ante cualquier crisis? Nos, como Soberano Pontífice rechazamos categóricamente esa solución, pero reconocimos el grave error que hemos cometido al confiar en un traidor tan miserable como lo fue Dimitry Vladeci Pereira Sarmento. Creimos entonces que era sincero, creimos en aquel momento que amaba a la Iglesia y que era fiel al Papa, pero nos equivocamos, por eso corregimos el error y decidimos corar de raíz al enemigo de la Iglesia.
El Sínodo, carísimos hermanos trajo una gran alegría a la Iglesia. Se aclaró el panorama: quedó patente para todos quienes eran los católicos y quienes los infiltrados, se atendieron problemas urgentes y se tomaron medidas que requerían, por lo tanto, urgencia. Algunas de esas medidas no se hicieorn conocer, porque requerían mucha preparación para los fieles y también para los sacerdotes. Otras se hicieron expresas, ordenes que se remitieron a Europa sobre los exámenes y juramentos a los que deben someterse los seminaristas, decretos especiales a los Estados Unidos sobre los episcopalianos que vienen a la Iglesia. Es muy importante saber que hacer con la inmensa cantidad de personas que nos escriben a diario diciendo "¡Ustedes tienen la Verdad! ¡Déjennos entrar!" ¿Podemos acaso impedir que alguien se convierta a la Fe Católica? No, pero si podemos y tenemos que examinar con cuidado a esas personas, y sobre todo, evaluar con mucho cuidado si se les permitirá ejercer el ministerio sacerdotal.
También se ha convocado a los franciscanos, una de las ordenes religiosas con mayor cantidad de miembrosa fin de realizar un profundo exámen sobre su desempeño desde la restauración de la Silla Apostólica. Nos preguntamos muy seriamente sobre el estado de las ordenes, congregaciones e institutos, sobre su utilidad, sobre sus frutos. Por ello continuamos con la permanente reforma de la Santa Iglesia. Por ello, carísimos hermanos, no podemos dejar de luchar para que la Iglesia Católica Remanente continúe insistiendo en su reforma y corresponde a los obispos que la misma se aplique en cada diócesis, en cada parroquia... y a los fieles, hacerla efectiva, seguir unidos a la Iglesia de Dios.
Hoy, la Iglesia está mucho más fuerte. Sabemos que tenemos al Espíritu Santo y que muy pronto se completará el triunfo de Cristo sobre el mundo y las falsas religiones que adoran a Satanás.
Como cada año, hermanos, los aliento a que continuemos entregándonos a Dios y que, con fe, con fuerza y con esperanza, sigamos adelante, fieles a la Verdadera Iglesia.


Dado en Villa María,
a los 31 días del mes de diciembre del año MMXIII de la Gracia
V de Nuestro Pontificado