Resolución Sinodal
Numero III
Sobre las ediciones
de la Sagrada Escritura
Los Reverendos Padres Sinodales, convocados por el Santo
Padre Alejandro IX, han examinado de manera larga y cuidadosa el presente
estado de situación en el que se encuentran los hijos de la Santa Iglesia
respecto a las Sagradas Escrituras.
Efectivamente, hoy estamos ante una situación caótica por la
cual, cualquiera lee lo que quiere y saca de allí sus propias conclusiones,
violando las tradiciones y las interpretaciones propias de la Iglesia, tanto
las antiguas como las actuales. Es por esta misma razón, que los muy Reverendos
Padres Sinodales, presentaron al Santo Padre Alejandro IX una serie de
propuestas.
El Santo Padre analizó cada una de las posibles opciones y
finalmente, sometió a votación la siguiente solución:
Primero: La Santa Iglesia Católica Remanente en el Exilio,
sostiene que la única versión inspirada de las Sagradas Escrituras con las que
cuenta y debe contar la Iglesia Católica Remanente es la Vulgata Latina de San Jerónimo.
Segundo: Todas las otras versiones fuera de la Vulgata
Latina de San Jerónimo no pueden ser utilizadas ni empleadas por los fieles sin
poner en riesgo su fe, ni obediencia al magisterio.
Tercero: Esas otras versiones pueden ser utilizadas, pero
siempre con cuidado y cuando hubiera discrepancia entre esas versiones y la
Vulgata Latina de San Jerónimo, los fieles deben seguir, al igual que los
sacerdotes y obispos la Vulgata de San Jerónimo, versión auténtica, infalible e
inspirada de las Sagradas Escrituras, transmitidas fielmente por la Iglesia y
conservada por la Iglesia Remanente.
Cuarto: Sólo se autorizará a los fieles la posesión de
Biblias en lengua vulgar, que cuenten con imprimatur y que reflejen fielmente
el sentir de la Iglesia Católica Remanente.
Quinto: En la Santa Misa, los presbíteros deben leer y
exponer la lectura del día en la lengua común del lugar, salvo que se trate de
Misas conventuales, en cuyo caso la lectura y la homilía se harán en el idioma
que el superior considere mejor.
Sexto: Establézcase un Instituto Bíblico con el fin de
desarrollar estudios bíblicos para los fieles.
Los Padres Sinodales, reunidos en el Espíritu Santo,
aprobaron los cinco primeros puntos y adicionaron el último, que contó con la
aprobación del Santo Padre. Finalmente, se realizó una nueva votación y tras
correcciones menores, cada uno de los seis puntos se aprobó en general y en
particular.