Sesión V del Concilio Ecuménico de Villa María
Nosotros, los padres conciliares de la Santa Iglesia, reunidos y convocados en el Espíritu Santo, respondiendo al llamado de nuestro hermano en el Episcopado, Príncipe de la Iglesia, Alejandro IX, Siervo de los Siervos de Dios, luego de cuidadosa meditación y profunda oración hemos concluido ser necesario para el pueblo de Dios un gobierno claro y evidente, un gobierno que, inspirado en la Escritura sirva para el tiempo presente
- Cada cinco años, a partir de la clausura del presente Concilio Ecuménico, se reunirá un Sínodo General en una ciudad que deberá ser seleccionada con un año de anticipación.
- El Sínodo sesionará a puertas cerradas, pero los resultados deberán ser publicados.
- Integrarán el Sínodo General:
- todos los Cardenales de la Iglesia
- todos los patriarcas
- todos los arzobispos
- todos los obispos diocesanos
- todos los superiores de distrito de las congregaciones y ordenes religiosas
- Las ordenes y congregaciones religiosas votarán a quienes enviarán como delegados
- Las archidiósesis a su vez elegirán, vía los laicos, representantes para el Sínodo. No podrán elegir más de dos representantes y se hará a simple mayoría de votos. No podrán se electos miembros del clero.
- Los sacerdotes de cada archidiócesis votarán a su vez dos presbíteros para el Sínodo.
- Cada miembro del Sínodo tendrá un voto.
- Es función del Sínodo General:
- Oír el estado general de la Iglesia, que dará el Sumo Pontífice en el sermón inaugural.
- Oír el estado general de las arquidiócesis.
- Votar y reorganizar la constitución de la Iglesia si eso es necesario.
- Aprobar y establecer nuevas oficinas u objetivos.
- Establecer o rechazar los acuerdos con otras organizaciones que digan adherir a la Verdad.
- Analizar y estudiar el desempeño económico y estado financiero de la Iglesia.
- Suspender, remover y deponer a cualquier miembro de la Iglesia por adhesión pública a la herejía o cisma.
- Las reuniones de los Sínodos Generales cuentan con la asistencia del Espíritu Santo, y cuando el Sínodo se reúne en el Espíritu, sus decisiones se deben considerar vinculantes y todos los hijos fieles de la Iglesia deben adherirse a ellas.
El Sumo Pontífice, Alejandro IX agregó la siguiente declaración:
Nos, Alejandro IX, Siervo de los Siervos de Dios, por nosotros mismos declaramos que siempre hemos de adherir a las decisiones del Concilio Ecuménico y que confiamos con fe viva y verdadera que el Señor Jesucristo no dejará que el Concilio Ecuménico pueda caer ni caiga jamás en el error.
Dado en Villa María,
a los 16 días del mes de octubre del año 2016 de la Gracia.