Carta encíclica
In Plenitudine Multa
De Nuestro Santísimo Señor
Alejandro IX
Siervo de los Siervos de Dios
Nos, por la Gracia de Dios, Alejandro, Siervo
de los Siervos de Dios, a todos los sacerdotes, obispos y patriarcas en paz y
comunión con la Santa Iglesia Católica Remanente, paz, salud y bendición apostólica.
Escribimos estas letras con el profundo
convencimiento de los grandísimos pesares que aqueja a nuestro pueblo, a los
fieles, los verdaderos cristianos católicos tradicionalistas que reciben de
parte de la Única Iglesia Verdadera los verdaderos y únicos sacramentos que
pueden transmitir la Gracia. En los últimos días, las autoridades sanitarias de
todo el mundo han restringido las reuniones y hasta prohibieron las reuniones
en los templos. Los ministros de las falsas religiones, de las religiones y
cultos apóstatas y satánicos obedecieron. Esa obediencia es muestra de que son
sirvientes del Maligno, porque no pueden dar ningún consuelo espiritual a
quienes aman a Dios, aún por caminos equivocados.
Sin embargo, Nos, en una carta fechada el 22 de
marzo del corriente año 2020 nos dirijimos de manera secreta a todos los
sacerdotes, obispos, patriarcas en paz y comunión con la Santa Sede Apostólica
de Villa María, y por nuestra santísima autoridad ordenamos a la Iglesia que
actuara como se actuaba en época de las catacumbas. Las autoridades civiles, lo
sabemos, han inspeccionado templos o asistieron por denuncias realizadas por
los infieles, pero ninguna de nuestras Iglesias, muchas de las cuales funcionan
en cenáculos, hogares y monasterios fueron molestadas o interrumpidas, por lo
cual, los servicios litúrgicos de la Semana Santa se realizaron sin problemas.
Por esta misma razón, y a pesar de los gravísimos
dolores que atraviesa la Iglesia, y que Nos, como Vicario de Cristo estamos
padeciendo con ella y con todos vosotros, Cuerpo Místico, queremos hacer llegar
nuestra santísima bendición, absolución general de los pecados e indulgencia
plenaria.
Animamos, en el Espíritu Santo, a todos los
verdaderos fieles a permanecer en la Santa Fe Católica Remanente, a resistir
los embates del Demonio y de los gobiernos que le sirven a Satanás y recordamos
la obligación de respetar las fiestas de guardar, así como de guardar el
Precepto Dominical. En esto se probará la fidelidad de cada uno de nosotros. O
somos fieles al Estado, que no denuncia cual es el verdadero origen de esta
pandemia, o somos fiel a Dios, que nos cuidará y protegerá de esta plaga, como
hizo siempre con el Pueblo Santo de Dios.
Dado en Villa María,
Santa Sede Apostólica en el Exilio,
Lunes 13 de abril del año 2020 de la Gracia
Año XII de Nuestro Pontificado.