Carta Encíclica
Sanctam Ecclesiam Catholicam
De Nuestro Santísimo Señor
Alejandro IX
Por la Gracia de Dios
Papa de la Iglesia Católica Apostólica
Remanente
La Santa Iglesia Católica Remanente es la única
Iglesia Verdadera. Esta es una verdad que vosotros los fieles conocéis, pero no
siempre estáis dispuestos a proclamar. En estos tiempos de crisis que estamos
viviendo, en los que una nueva plaga azota a la humanidad, es necesario
permanecer fieles como nunca antes a la Palabra de Dios, a la Santísima Tradición
Católica, todo lo cual se resume en la obediencia y sumisión a la verdadera
Iglesia.
En las últimas décadas, especialmente desde la
entronización de Satanás y la apostasía de Roma hubo gran cantidad de epidemias
que advirtieron a la humanidad sobre el rumbo que tomaba. Al mismo tiempo,
muchas apariciones marianas nos advertían sobre la necesidad de entregarnos a
la oración, la penitencia, el arrepentimiento. La Orden de Nuestra Señora de la
Compasión nació precisamente de estos pedidos de la Santísima Virgen María, y
en los últimos meses, al comprobar la verdad de las apariciones de Nuestra
Señora de Todos los Pueblos, estamos más y más convencidos de que somos la
Iglesia Católica de Jesús y María, la única Iglesia en la cual se dan los cinco
dogmas marianos. Estos cinco dogmas son:
La Perpetua Virginidad de María.
Divina Maternidad de la Augusta Virgen María,
Madre de Dios.
La Inmaculada Concepción de María.
La Asunción en Cuerpo y Alma de la Virgen María.
Y la Corredención de la Santísima Virgen María.
Estos cinco dogmas deben ser creídos por todos
los fieles. No obstante, una comisión teológica especial está trabajando en una
pronta proclamación y definición sobre otros dogmas marianos que enaltecerán la
devoción que los fieles tienen por la Augusta Madre de Dios, la bienaventurada
Virgen María.
En medio de esta situación, en la que la
Iglesia se aferra y se coloca bajo el manto protector de la Virgen María, vemos
como el Coronavirus o COVID-19 avanza matando a miles de personas en todo el
mundo. Gracias a Dios no tenemos noticias de fieles de la Iglesia Remanentes
contagiados al momento. Tenemos a todas las familias de la Iglesia Católica
Remanente en nuestras oraciones para que Dios preserve la salud de ellos. Esta
situación se hace muy especial en esta Semana Santa, pues ahora los gobiernos
mundiales han decretado cuarentenas, aislamientos y persiguen a quienes deciden
no cumplir con estos decretos, enviándolos a la carceles o colocándoles multas.
Se nos informó, por las autoridades locales en
distintas partes del mndo que nuestros centros de reuniones, nuestras capillas,
parroquias y catedrales debían permanecer cerradas. Hace tan sólo una semana,
una inspección del gobierno municipal se apersonó en la entrada de Villa María
con una orden para realizar una inspección ocular para ver qué medidas de
seguridad estábamos tomando. Naturalmente dimos la bienvenida a las autoridades
seculares, mostrándoles Villa María, la Sede Apostólica en el Exilio, pero
también les dejamos en claro que no aceptaríamos ser perseguidos ni vigilados. Se
nos notificó que no podíamos realizar reuniones y que la Catedral de Nuestra
Señora de la Compasión tendría que estar cerrada.
Nos dijimos a estos hombres: “Tenemos que
obedecer a Dios antes que a los hombres”. Les mostramos que habíamos
confeccionado barbijos y tapabocas, y que los estábamos repartiendo de manera
gratuita. Les mostramos los alimentos y víveres que aún nos quedaban por
repartir y les aclaramos que no podíamos dejar desamparados ni espiritual ni
materialmente a tantas personas.
Luego de que los inspectores se retiraron, Nos
convocamos a una reunión en la Catedral, a la que asistieron todos los que
estaban en Villa María. Allí, luego de una profunda oración e invocación al Espíritu
Santo, Nos decidimos que las celebraciones de Semana Santa no se interrumpirían.
Hemos decidido, que se recibirá a todos los fieles del mundo que tengan la
posibilidad de acercarse a Villa María como venimos haciendo desde hace doce
años. Sabemos muy bien que este año, por las medidas que se tomaron muchos no
podrán estar, pero no será por su voluntad, sino porque los gobiernos lo
impiden. No nos importa. Quienes no puedan presentarse ni a Villa María, ni a
las capillas por ser interceptados por los gobiernos, quedan exceptuados de sus
deberes de asistencia. No obstante, y como hemos dicho en una comunicación
privada con las diócesis de Europa, las Iglesias y centros de Misa permanecerán
abiertos y los sacerdotes celebrarán puntualmente los oficios para el pueblo
que asista.
Es cierto, debemos obedecer a las autoridades,
pero antes debemos obedecer a Dios.
En esta obediencia conviene recordar cuál es la
causa del Coronavirus o COVID-19. En vano se especula si es un virus de
laboratorio, o si “apareció” de casualidad. Más allá de todas esas
especulaciones debemos recordar que esta enfermedad nació en China, en la China
Comunista que mata a cristianos todos los días, muchos de los cuales jamás
escucharon ni conocieron de la Verdadera Iglesia. Nuestros fieles allí en China
nos informaron de cómo tras la pandemia del COVID-19 la persecución de las
autoridades comunistas aumentó, demostrando así que el comunismo es Satánico y
que no puede haber ninguna alianza con él. Muchos de nuestros fieles
abandonaron las ciudades y se han refugiado en el campo.
Esta decisión de abandonar las ciudades es
aplaudida por Nos. En efecto, en el año 2008 Nos decidimos que no teníamos
lugar en la Ciudad de Moreno, dónde estaba el Palacio Apostólico y vinimos con
obispos y sacerdotes a Villa María. Aquí vivimos en armonía con la naturaleza,
creación de Dios. Trabajamos la tierra, construimos con nuestras propias manos
nuestras habitaciones, edificamos… hacemos el trabajo manual dando honra y
gloria a Dios. En los últimos años Villa María también acogió a familias que
decidieron escapar de la locura y la muerte que implican las ciudades, llenas
de homosexualidad, delitos, prostitución, propaganda abortiva y gobiernos
corruptos.
El modelo de Villa María se replicó en todo el
mundo y funciona. Es el modelo de Dios frente a la Ciudad del Diablo.
Y el modelo de Dios ofrece una protección
frente al COVID-19 que es un nuevo castigo de Dios para el mundo.
Hermanos, en esta Semana Santa, no sólo debemos
observar todas las celebraciones, sino que debemos hacerlo con más y más fervor,
demostrando que no tememos ni a la plaga del COVID-19, ni a los gobiernos de
Satanás que nos amenazan con la cárcel o las multas con unas cuarentenas que no
son, sino, un intento de instalar una tiranía mundial. Ordenamos por lo tanto y
autorizamos a no obedecer a los gobiernos seculares y les recordamos a nuestros
fieles que Dios está antes, que Dios está primero y que, bajo el manto de
Nuestra Señora de Todos los Pueblos, encontraremos la Paz y la seguridad ante
la pandemia de Coronavirus.
ALEJANDRO IX
SIERVO DE LOS SIERVOS DE DIOS
Dado en la Santa Sede Apostólica de Villa María
Jueves 2 de marzo del año 2020
Año XI de Nuestro Pontificado