Desde hace bastante tiempo, la Sagrada Congregación para la disciplina de los sacramentos a cargo de SE Michael Cardenal Schultz reunió información de distintas diócesis y misiones en las cuales se utilizaban distintos misales, todos ellos "tridentinos", pero correspondientes a diferentes ediciones e incluso calendarios litúrgicos.
Fue así que Su Santidad Alejandro IX, convocó en varias oportunidades a la Santa Sede a los obispos a fin de recordarles que el uso del Misal de 1962 promulgado por el Antipapa Juan XIII-2 era absolutamente ilícito en la Iglesia Católica. Sin embargo, y teniendo en cuenta que muchos pretextaban que no poseían libros liturgicos con los cuales remplazar el Misal del antipapa, Su Santidad redactó un decreto con fecha del 12 de noviembre en el cual prohibe no solo el Misal de Juan XXIII-2, sino cualquier otro que no sea el que la Santa Sede apruebe.