En tu ciudad, muy querido Monseñor Karl de la Compasión ocurrió algo que entristeció profundamente nuestro corazón y enturbió nuestra mente. Hemos tenido que tomar inmediatamente acciones a fin de que la Iglesia no sufriera por la disputa que tu has mantenido con el Obispo Ioanis, quien al igual que tu está bajo la fidelidad del Vicario de Cristo, pero, como se ha hecho evidente y ustedes mismos se encargaron de decirlo desde el púlpito, pertenecen a dos ritos diferentes, siendo tu de rito latino y el de rito bizantino.
Sin embargo, ambos han estado actuando sobre el mismo territorio, superponiendo sus poderes y terminando como lo han hecho ahora, excomulgándose mutuamente, a sus ovejas y apelando mutuamente a la Santa Sede, que ahora debe expedirse porque ni tu, muy amado Karl, ni el también estimado Ioanis escucharon nuestro consejo cuando, hace ya un año preguntamos a vosotros que haríais en caso de ocurrir esto. Porque fuiste tu mismo, Karl María, Obispo de Rito Latino quien solicitó a Nos se le permitiera a la pequeña comunidad de rito bizantino dentro de la Diócesis de Bonn que tu gobiernas, que exista no ya sacerdotes de rito oriental, sino además un obispo, y no sólo eso sino que además consentiste que fuese entronizado en tu misma ciudad. Así pues, hubo en una misma ciudad, en una misma diócesis dos obispos y no tardaron en competir, reluciendo entre vos celos que el Maligno alentó a fin de lastimar la grey, y vos, en vez de resistir fuertes en la fe al Enemigo de la Raza Humana, preferisteis ser complices.
Y en tu propia ciudad, Karl María de la Compasión, Obispo al igual que Nos, Alejandro, pero sometido a Nuestra muy Santa y Elevada Autoridad, decidiste celebrar nuevamente los matrimonios de aquellos que se habían casado ante los sacerdotes bizantinos que están en comunión con Nos, y cuando te enteraste que los sacerdotes y obispos orientales habían puesto incapié en la inmersión, tu decidiste poner en duda la validez de un rito que la Iglesia siempre ha tenido por válido, y eso mismo llevó a que Monseñor Ioanis, haciendo grave abuso rebautizara a todos los que tu y tus sacerdotes bautizaron.
¿Era necesario llegar a esto? ¿acaso no sabías tu y no sabía él el terrible sacrilegio que estaban propiciando? Y para peor, y mas dolor de nuestro corazón, ambos realizaron todos estos bautismos sub conditione, más se reservaron de comunicar esto a los fieles, con lo cual pretendieron engañar a la Iglesia, sabiendo que no podías engañar a Dios.
Pero lo más grave han sido las mutuas excomuniones que ambos se lanzaron a raíz de estos rebautismos. Es por eso, que Nos, Alejandro IX, velando por la seguridad y la Paz de la Iglesia, que es Una, Santa, Católica y Romana, cuya Sede Apostólica y titular están en el Exilio, en Argentina, ordenamos y decretamos que desde ahora en adelante, no exista en una misma ciudad dos obispos, ni tampoco en una diócesis, bajo el pretexto de que cada uno sirve a un rito diferente, porque ello es perjudicial para el orden jerarquico y monárquico de la Iglesia.
Establecemos por estas mismas letras, que Monseñor Ioanis sea nombrado Obispo de la recientemente creada Diócesis de Berlín y que los sacerdotes que allí están respondan ante él como a cualquier otro diocesano.
Finalmente, y para perpetua memoria, ordenamos y declaramos que es falsa,m mentirosa y subversiva contra el orden de la Iglesia, que aquellos que pertenecen a un rito particular no pueden o no es conveniente que reciban los sacramentos de un sacerdote u obispo de otro rito, porque en todos los ritos que la Iglesia aprueba se transmite la gracia, y los obispos son, por su sacramento de orden, iguales ante Dios y la Iglesia.
Ordenamos y declaramos absolutamente nulas y completamente inválidas las excomuniones que, imprudentemente y con absoluta torpeza y soberbia se lanzaron Monseñor Ioanis y tu, Karl María, también obispo católico. Estas jamás existieron y no tuvieron ningún efecto.
Estas mismas letras, estimado Obispo Karl María, serán leídas desde el púlpito en todas las iglesias, capillas y oratorios que existan en tu diócesis, sean del rito que sean. Y para que no haya confusión entre nuestros fieles, cada uno de ustedes celebrará la Santa Misa, primero Monseñor Ioanis en su rito, que celebrará este domingo y tu comulgarás con el clero tal como es la costumbre, y el próximo domingo, tu, Karl María, celebraras la Santa Misa según nuestro rito Latino, permaneciendo Monseñor Ioanis en el Coro hasta la comunión, cuando comerá del cuerpo de Cristo.
Esperando que esto jamás vuelva a ocurrir y que solo exista paz y comunión entre los miembros de la Iglesia, Nos, Alejandro IX nos despedimos dejando nuestra bendición a Vos, a Monseñor Ioanis y a todos los fieles de Alemanía.
Dado en Villa María,
El día ocho de septiembre del Año MMX de la Gracia,
II de Nuestro Pontificado.