En la misa solemne celebrada este 24 de mayo del corriente año 2011 el Papa Alejandro IX leyó el mensaje en virtud de un nuevo aniversario de su elección. Recordamos con mucha alegría aquel 24 de mayo, cuando los obispos y cardenales de la Iglesia, luego de implorar al Señor que no olvidara a sus hijos y que recordara la promesa que le hizo a la Iglesia de asistirla perpetuamente, elegieron por aclamatio al actual Soberano Pontífice, Alejandro IX.
Como es tradición, el Papa leyó su mensaje durante el sermón, el cual nos muestra el estado de la Iglesia y las metas a corto y a largo plazo por las que debemos orar.
Y no lo olvidemos:
Hamemus Papam!
Carísimos Hermanos en Jesucristo Nuestro Señor:
Es un gran motivo para Nos poder dirigiros estas palabras en esta fecha, tan especial para la Historia de la Santa Iglesia Católica. Cuando hace tres años atrás, Nuestro Predecesor Juan Bautista Bonetti renunciaba al Sumo Pontificado, de forma libre e iluminado por la Gracia de Dios, muchos pronosticaron la ruptura de la Iglesia. Tanto entre los fieles como entre los no católicos se tornó la consternación en mofa. Hubo, y no lo podemos negar, incluso entre los Cardenales de la Iglesia quienes propusieron que no se procediera a una nueva elección y que, por el contrario, dejaramos la Sede Vacante hasta que Dios decidiera darnos un pontífice.
¿No fue aquello una traición a la Iglesia? ¿No constituía aquello un acto de subversión, el deseo del cisma y la negación de la naturaleza de la Iglesia? Pues, hace tres años atrás, los Cardenales fieles a su mandato, junto con los obispos habilitados por el aún Pontífice Inocencio se reunieron en estos mismos muros, en esta misma Iglesia, aún inacabada e inspirados por el Espíritu Santo nos eligieron a Nos, indigno pecador como nuevo Vicario de Cristo. Y fue desde aquel 22 de mayo del año 2008 de Nuestro Señor Jesucristo que hemos luchado por la Santa Iglesia, por su restauración plena y total. Tres años han pasado desde aquel día y si Dios lo quiere, muchos años más podremos seguir con nuestra labor.
En estos tres años, Carísimos Hermanos hemos remplazado la estructura de misiones que existían en los primeros tiempos de la Restauración del Papado por la estructura diocesana, la estructura jurídica normal de la Iglesia. No fue fácil, muchos obispos vieron con temor la posibilidad de perder influencia, de ver menguada su dignidad a medida que se alejaban de la Santa Sede en el exilio. Algunos incluso demostraron no estar tan preparados para el gobierno diocesano como habíamos imaginado. Años de trabajo misional hicieron que los obispos no supieran enfrentarse a la sujeción a una misma jurisdicción y menos aún, en muchos casos, a tener que convivir con otros obispos, a veces, de otros ritos, en plena paz y comunión con esta Santa Sede. Pero aprendieron, como Nos, iluminado por el Espíritu Santo, aprendimos a gobernar la Barca de Pedro.
En el último año de Nuestro Pontificado hemos crecido. ¡Y Cuanto! Nos expandimos por el Globo ¡Gracias a Dios! En América Latina la Iglesia ha dejado de ser marginal y día a día se reciben más y más pedidos para ingresar a la Comunión de los Santos. Si, fuimos también engañados, se nos mintió, pero quien le miente a la Iglesia le miente a Dios, y quien eso hace merece la Ira del Señor en este Siglo y también en el venidero. Ha sido parte fundamental de nuestro programa de gobierno el restablecer las diócesis. Hoy, podemos decir que aquí, en Argentina este trabajo se encuentra prácticamente concluido. En Uruguay la Iglesia crece, unificada bajo su ordinario, quien además lucha contra la masonería y las falsas religiones. En Brasil se estableció una Iglesia de Rito Oriental, la Iglesia Sirio-Malankar, gobernada por el Catolicós… esta Iglesia crece y nos recuerda, tan cerca de Nos como Dios desea ser adorado por diferentes ritos e diferentes tradiciones. El Catolicós Makarios, además, ha sido autorizado a tener un espacio propio para publicar las noticias de su Iglesia… y muchos han llegado a conocer de Nosotros Gracias a su labor misional. Bendecir su obra es lo mínimo que podemos hacer. Sabemos además que varios de nuestros más cercanos se han preocupado por la increíble autonomía con la que el Catolicós se maneja, pero acaso ¿No es la autonomía algo propio de los Patriarcas? ¿No damos tanta libertad a Makarios porque confiamos plenamente en él?
En los Estados Unidos nos expandimos también. Hoy, la Iglesia Norteamericana es parte integral de la Comunión de los Santos. Cuando los episcopalianos solicitaron entrar a la Iglesia, Nos decidimos permitir el Rito de Sarum por ser este un ritual válido y tolerado por el decreto Quo Primum de Nuestro Venerable Predecesor San Pío V. Otro tanto ocurre en Europa, donde además, hemos decidido enviar a nuestro muy querido y apreciado hermano, el Cardenal Aristótoles Papaloupos como Visitador de las Iglesias del viejo continente con plenos poderes para reformar aquello que sea menester y para confirmar el buen accionar de los que jamás dejaron de ser fieles a la Primera Sede, hoy en el exilio.
Pero no todo es alegría, carísimos hermanos. Antes bien, tenemos muchas dificultades, a las que solo el concurso de todos los fieles, de todos los sacerdotes y obispos, juntos, pueden dar solución. Es menester mantener el orden y la sumisión al Soberano Pontífice, ser fieles al Catecismo y la Doctrina Sana que nosotros confirmamos.
Este año, que tiene la particularidad de ser un año Santo, debemos trabajar con más añico en restaurar todo en Cristo, a fin de la Iglesia pueda triunfar y, en un futuro no muy lejano, recuperar los lugares de donde ha sido expulsada.
Confiamos en el Señor y en vuestras Oraciones para seguir con esta tarea por el bien de la Santa Madre Iglesia.
Dado en Villa María,
A los 24 días del mes de Mayo del año MMXI de la Gracia
IV de Nuestro Pontificado