In altum gaudium
Carta de Su Santidad Alejandro IX
Sobre la situación del mundo durante la
pandemia del COVID-19
Con
profunda alegría nos dirigimos a todo el pueblo cristiano en estas horas tan
importantes para el mundo. En estos días ha quedado demostrado que la amenaza
de la “pandemia” era y es una farsa. Una enfermedad, si, con una altísima tasa
de contagio, pero con una tasa de mortalidad muy baja.
Las medidas
adoptadas por los gobiernos seculares solo buscaban encerrar a la población,
recortar los gastos del Estado y castigar a aquellos que ganan el pan con el
sudor de su frente. Al mismo tiempo, benefició a muchísimos que viven de las dádivas
de los gobiernos satánicos que imperan en todos los países. Las organizaciones
religiosas, por su parte, se han plegado en su totalidad a las disposiciones
tiránicas y aún, quienes se dicen cristianos decidieron obedecer a las falsas
autoridades humanas, inspiradas por el maligno, y así quedaron templos
cerrados.
En todos
estos meses, la Iglesia Católica Remanente, protegida por Nuestra Señora de
Todos los Pueblos ha continuado trabajando en la obra de Dios. Nuestros
sacerdotes han desafiado las satánicas reglas que autoritarias y continuaron
celebrando la Santa Misa y llevando, allí donde era menester los Santos
Sacramentos.
Muchos
hablan de la crisis que vive el cristianismo, y por crisis se refieren, no a la
pérdida de la fe en Dios, Uno y Trino, sino en sus arcas menguantes. En cambio,
con alegría podemos afirmar que el alfolí de la Iglesia Católica Remanente se
mantiene en los niveles correspondientes, en los niveles necesarios para
continuar y persistir en la obra.
Queremos expresar
Nuestro agradecimiento a los sacerdotes que han recorrido grandes distancias,
kilómetros a pie a fin de poder evitar los controles policiales y así, caer en
manos del enemigo. Queremos felicitar y extender Nuestra Bendición a todos y a
cada uno de los sacerdotes, obispos y religiosos que han puesto sus vidas en
peligro, y sin embargo, fueron resguardados y custodiados por Dios en todo este
tiempo.
Por ello, y
haciendo uso de los poderes que Dios nos ha conferido, extendemos a todos
nuestros clérigos en misión la indulgencia plenaria, para ellos y para los
fieles que asistan. Les otorgamos por estas mismas letras poderes de jurisdicción
y orden especial, por lo cual quedan sujetos a ellos, hasta la fiesta de la
Natividad de Nuestra Señora, la Augusta Virgen María.
Con Nuestra Bendición Apostólica,
Siervo de los Siervos de Dios
Dado en Villa María, a los 29 días del mes de
noviembre del año 2020
1er Domingo de Adviento
Año XII de Nuestro Pontificado
Año XIV de la Restauración del Papado